Pensé que no podría volver a las clases y he explicado, puesto exámenes y corregido. Pensé que sería incapaz de volver a reír y lo le hecho (y lo hago). Pero sin él.
Pensé que no sería capaz de volver a poner una foto en Instagram y lo hice: sentí la necesidad de hacerlo. Pensé que el blog quedaría cerrado y aquí estoy, de nuevo. Después de casi más de dos meses.
Porque cuando su imagen o sus palabras vienen a mi cabeza siento una bola de angustia subiendo desde mi estómago. Porque quiero llorar y solo quedan sollozos...
Y a veces me dejo llevar, porque es lo cómodo, y otras me rebelo y pido en silencio que el mundo se pare: que me deje vivir mi duelo las veinticuatro horas del día a pesar de que sé que resultaría insoportable.
Me cuesta volver a la normalidad. Mi padre se ha marchado pero la vida no se ha detenido: continúa implacable. Horarios, rutinas, las mismas noticias de siempre... Y al final, aunque me resista, el día a día consigue meterme en su agotadora ruleta. Y sé que eso es lo que debo hacer; que no puedo quedarme estancada en el dolor, pero a veces me gustaría tanto...
Lo siento mucho. No puedo ni acercarme a entender tu pérdida pero tiene que ser terrible.
ResponderEliminarBesos.
Lo siento mucho Zamarat. Mucha fuerza y ánimo en estos duros momentos.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte.
Al principio de la lectura, creí que le había ocurrido algo a Antoñito. ¡Menudo susto! Lo siento, enterrar a los padres es ley de vida, aunque muy doloroso. Un abrazo y mucho ánimo.
ResponderEliminarVaya, lo siento mucho 😔😔
ResponderEliminarTe había echado de menos por aquí, pero como tanta gente desaparece... Espero que poco a poco vayas saliendo, y nos cuentes más cosas.
Lo siento mucho. Animo y siempre hacia adelante,
ResponderEliminarUn super abrazo
Me encanta el blog!
ResponderEliminarFelicitaciones por cada publicacion!!
Es genial ser parte!
besos
Hola!
ResponderEliminarTe sigo, mi blog es https://libertaddeloslibros.blogspot.com.es/
un beso