sábado, 8 de abril de 2017

Volver

Pensé que no podría volver a las clases y he explicado, puesto exámenes y corregido. Pensé que sería incapaz de volver a reír y lo le hecho (y lo hago). Pero sin él.
Pensé que no sería capaz de volver a poner una foto en Instagram y lo hice: sentí la necesidad de hacerlo. Pensé que el blog quedaría cerrado y aquí estoy, de nuevo. Después de casi más de dos meses.
Porque cuando su imagen o sus palabras vienen a mi cabeza siento una bola de angustia subiendo desde mi estómago. Porque quiero llorar y solo quedan sollozos...
Y a veces me dejo llevar, porque es lo cómodo, y otras me rebelo y pido en silencio que el mundo se pare: que me deje vivir mi duelo las veinticuatro horas del día a pesar de que sé que resultaría insoportable. 
Me cuesta volver a la normalidad. Mi padre se ha marchado pero la vida no se ha detenido: continúa implacable. Horarios, rutinas, las mismas noticias de siempre... Y al final, aunque me resista, el día a día consigue meterme en su agotadora ruleta. Y sé que eso es lo que debo hacer; que no puedo quedarme estancada en el dolor, pero a veces me gustaría tanto...