"Nos miramos el uno al otro. Intento pensar en una historia sobre cómo los padres en realidad no son tan importantes, pero no puedo porque sí que lo son".
No cabe duda de que los horrores de la guerra son aún más dolorosos si son contados a través de los ojos de un niño. En este caso, asistimos a la persecución nazi bajo la incrédula mirada de Félix, el protagonista de esta breve historia conmovedora y tierna, porque en su peregrinar se encuentra con una niña aún más pequeña que él, Zelda, a la que habrá de cuidar.
Porque los hechos más incomprensibles son aún más increíbles si los narra un niño desde la inocencia de su punto de vista. Porque debería hacernos reflexionar sobre lo que, desgraciadamente, están viviendo muchos niños en la actualidad. Porque no deberíamos permitir que la infancia deje de ser esa etapa feliz y despreocupada que todos tenemos derecho a disfrutar.
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Viaje con los libros: Polonia