miércoles, 3 de marzo de 2010

Tercera edad

Hace unos meses, en Navidad (uff! qué lejana queda!), fui a Navalcarnero, un pueblo de Madrid, a comer y a pasar el día. Dando un paseo por allí me encontré con esta escultura que me encantó. La foto ha estado esperando el momento adecuado para aparecer en el blog, y hoy ha sido el día. ¿Por qué? No lo sé, pero hoy he sentido el deseo de publicarla.

No puedo negar que me produce cierto desasosiego; más bien tristeza. El hastío en su postura, la mirada hacia el suelo, como si ya no les estuviese permitido tener aspiraciones y mirar hacia arriba o simplemente hacia adelante... Es la derrota y tal vez sea eso lo que más me entristezca de todo.

¿Por qué negarse a seguir viviendo? ¿Por qué no gastar las últimas fuerzas en aquellos deseos aún no alcanzados? Mientras haya vida, siempre hay tiempo de cumplirlos.