Hace tiempo que no hablo de los libros del chiquitín y eso que constituyen gran parte de su entretenimiento, junto con sus bloques, sus rompezabezas y demás juguetes. Así que hoy toca hacer una reflexión sobre sus "lecturas" preferidas.
Lo que más me gusta de los libros infantiles es su originalidad; por eso, cuando buscando un libro para un regalo me topé con "Caras divertidas" no pude resistirme, a pesar de que aún es pequeño para disfrutarlo. Su principal atractivo reside en que incluye unas piezas de fieltro con forma de ojos, bocas..., y ellos deben colocarlas en las caras que se les ofrecen. Por ahora estamos en la fase de manipular los fieltros, sacándolos y guardándolos de su cajita, pero la cosa promete: hace unas semanas colocó la trompa del elefante en mi nariz.
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Como se habrá podido deducir, nuestro preferido es Eloy el elefante |
Lo peor es que después de jugar con él me encuentro los fieltros por todas partes y, claro, estar recogiéndolos continuamente ya no es tan divertido... Y es que, reconozcámoslo: aún es pequeño para mimar los libros. Supongo que en estos momentos la idea de la "destrucción" le resulta muy divertida y por eso los libros con solapas y todo tipo de desplegables deben mirarse siempre bajo supervisión (y aun así no se garantiza que no extienda hábilmente sus manitas y... :¡adiós página"). Pero tendré paciencia: no hay nada que el celo no pueda arreglar, ¿no?
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Los últimos libros que han tenido que pasar por el taller de reparaciones |
Y para acabar, no puedo olvidarme de "Si yo fuera un león", que en realidad nos tiene locos a todos y no solo a él. Como se puede ver en la foto, tiene un agujero en el lomo y, al abrirlo, queda un hueco perfecto para poner la cabeza e imitar el sonido del animal que toque: leones, gatos, perros, cabras... Nuestra casa se ha llenado de onomatopeyas que hacen reírse a carcajadas al chiquitín, por lo que suele venir cargado con él para que se lo leamos. ¡Y eso que pesa lo suyo!