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martes, 6 de septiembre de 2016

León

Con esta entrada termino el "relato" de nuestro periplo veraniego, que después de haber vuelto al trabajo ya resulta muy, muy lejano. 
Aún teníamos algunas escapadas-regalo de la boda, así que decidimos aprovechar una de ellas en León. Habíamos estado hace unos años y nos apetecía volver. Además, por allí estaban unos amigos pasando las vacaciones así que era un buen momento para acercarnos. 
El niño está un poco harto de viajes en coche porque se le hacen muy largos así que esta vez nos fuimos en tren. Solo con lo que supuso esa aventura para él, ya mereció la pena.  
 En cuanto a la ciudad, le gustó mucho, sobre todo porque hay un tren turístico que le tenía loco (teníamos que comprobar continuamente si estaba aparcado o no) y la figura de San Jorge y el dragón en la Casa Botines le entusiasmó. Como veis, disfruta de las cosas sencillas. 
Y sencillo pero encantador es el parque del Cid, donde estuvimos un buen rato jugando al escondite y descansando de un calor sofocante. También nos llevamos en el recuerdo el Paseo de la Condesa, cuyos castaños ofrecen una sombra que esos días fue muy bien recibida. 
Así que en ese sentido el final de las vacaciones no ha podido ser mejor, aunque hayamos vuelto con algún kilito de más... (demasiado tapeo, sospecho...)

martes, 30 de agosto de 2016

Robledo de Chavela y El Escorial

Muchas veces las escapadas improvisadas son las que mejor resultan y este es un buen ejemplo de ello. Porque así, de un día para otro, decidimos irnos a pasar el fin de semana a Robledo de Chavela, un pueblo situado a 63 kilómetros de Madrid y que forma parte de la llamada Ruta Imperial, que es la que seguía Felipe II para llegar a El Escorial. 
Nos acompañaron los abuelos, que debido a problemas de salud no han podido salir más lejos ni más días. Es decir, que se trataba, sobre todo, de hacer una escapada para ellos, para salir de la rutina y recargar pilas, que falta les hace.
Estuvimos tranquilos, disfrutando de la compañía y de la sensación de no tener nada que hacer salvo descansar. 
Desde allí, atravesando el Puerto de la Cruz Verde, llegamos a El Escorial. Allí estuvimos dando un paseo por los alrededores, puesto que no teníamos ganas de entrar al monasterio y descubrimos los jardines de la Casita del Infante, Apenas había gente (al menos cuando fuimos nosotros) y tiene unas vistas preciosas por lo que los disfrutamos en condiciones.    
Un fin de semana corto pero bien aprovechado, desde luego.  

sábado, 27 de agosto de 2016

Río Duero, río Duero

El río de mi niño es, sin ninguna duda, este que pasa por el pueblo de la familia de su padre y, también, por la ciudad natal de su abuela materna.
Ese que se ve allí lejos, sirviendo de frontera entre España y Portugal.
Ese que visitamos todos los veranos.

domingo, 31 de julio de 2016

Cullera

La mano de mi niño señala la desembocadura del Júcar. Y esa llegada del río al mar era una de las cosas que yo recordaba de mi estancia en Cullera, cuando tenía nueve años.  
Hemos vuelto unos días más a la costa para que el peque disfrute del mar aunque cambiando de localidad y volviendo a este lugar donde, en su día, pasé un verano maravilloso junto a mi familia. De los seis que fuimos aquella vez, solo repito yo, pero con el peso de varias décadas encima...  ¿Dónde quedó aquella niña de nueve años que miraba fascinada hacia el horizonte?  

lunes, 18 de julio de 2016

Playita

Olas que hacen que mi niño me abrace aún más fuerte; arena con la que crear cosas entre los tres; tardes y noches de paseo marítimo; gritos de alegría tras las motos y coches de limpieza de la playa... 
Días perfectos con mis chicos: vacaciones perfectas. 

sábado, 18 de junio de 2016

Feria del Libro 2016

Como cada año, hace unas semanas dimos el paseo de rigor por la Feria del Libro. Esta vez sí que puedo decir que el niño la disfrutó en toda regla y no solo del paseo por El Retiro como en los años anteriores. 
Miró con atención los libros que le fueron presentando en las diferentes casetas, escuchó los cuentos que le contaron, nos "avergonzó" pidiendo que le enseñaran más y, finalmente, eligió sus lecturas. Fue emocionante verlo tan implicado.
 Así las cosas, me temo que no nos quedó mucho tiempo para las lecturas adultas; pero la tarde mereció, sin duda, la pena.

jueves, 26 de mayo de 2016

Tierras cántabras

Un viaje esperado pero, en cierta medida, improvisado
Un "Veo-veo" divertido en el coche.
Un cocido liebanés que el niño devoró en un instante
Un tranquilo paseo por la vía verde de Puente Viesgo
Un recorrido en el trenecito de La Magdalena.
Un faro lejano en el horizonte.
Un baño imprevisto en el Cantábrico
Una  retina inundada de la bahía santanderina y las montañas nevadas al fondo.
Una búsqueda de conchas y caracolas en la arena.
Un regreso, en el camino de vuelta, a aquel parque palentino que tanto nos gustó.
Un selfie de los tres con la torre de San Miguel al fondo.
Un viaje en familia inolvidable.

domingo, 24 de abril de 2016

Tortugas y ferrocarriles

El otro día, aprovechando el buen tiempo, nos fuimos con el niño al centro de Madrid. Le encanta todo lo que tiene ruedas así que, como podéis imaginar, el trayecto en Renfe le entusiasmó. Sin embargo, al llegar a nuestro destino, le esperaba una sorpresa mayor: la estación de Atocha con todos sus trenes y sus vías... Supongo que no se imaginaba que podía haber tantos juntos. Después, llegó el momento de las tortugas en el jardín tropical. Se volvió loco. ¡Había tantas a las que observar!
Y, al salir a la calle, toda su atención fue a parar al Ministerio de Agricultura seguida de un grito: "¿Qué es esooo?" Creo que las esculturas que hay arriba le recordaron a las gárgolas que vio en un capítulo de "La princesa Sofía", con las que está obsesionado últimamente.
El paseo posterior por la calle Delicias estuvo lleno de asombro por todo lo que veía hasta llegar al Museo del Ferrocarril, donde se lo pasó en grande subiéndose en las locomotoras y vagones. Nunca habíamos ido y resultó ser una buena forma de pasar la mañana por un precio razonable, pues al ser domingo la entrada nos costó 2'50 euros. Es pequeño, pero no cabe duda de que tiene un encanto especial.  
 Por último, después de comer, bajamos a pasear por Madrid Río, aunque a esas alturas el niño ya dormía en su silla así que no pudo disfrutarlo como se merece.
En conclusión, pese a ser improvisada, la excursión ha resultado todo un éxito y entrará a formar parte de los días para el recuerdo.