"Se decía que el Manzanares estaba hechizado y que por sus aguas corrían libres los secretos de los muertos. Yo fui una entre los muchos que se acercaron a sus riberas para encerrar en una vasija el chocolate de sus aguas, con la esperanza inútil de que al beberlas le revelaran a mis entrañas lo que la vieja se había llevado a la tumba."
Cuando leí La casa de los amores imposibles, no pude evitar acordarme del realismo mágico. En el caso de esta novela también hay sucesos sobrenaturales, maravillosos, pero en esta ocasión la autora los enfrenta con la historia; en concreto con el Tribunal de la Santa Inquisición. Así, el relato empieza con la declaración de Berenguela, que nos contará la llegada y la vida de dos huérfanos en el hospicio donde trabaja. Ya desde el principio, Bárbara y Diego están marcados por algo especial que despierta la curiosidad de Berenguela y que provoca que se involucre totalmente en el destino de los dos protagonistas. Durante la novela, se irán alternando su testimonio con un narrador en tercera persona que nos mostrará tanto a la acusada como a los miembros del Tribunal.
En definitiva: una historia de amor en medio de una sociedad secreta, de una herejía que defiende unas ideas diferentes a las permitidas y que cree, por qué no, en la magia.
-------------------Reto 25 españoles: 16º
Reading challenge: un libro con antónimos en su título