Un "Veo-veo" divertido en el coche.
Un cocido liebanés que el niño devoró en un instante
Un tranquilo paseo por la vía verde de Puente Viesgo
Un recorrido en el trenecito de La Magdalena.
Un faro lejano en el horizonte.
Un baño imprevisto en el Cantábrico
Una retina inundada de la bahía santanderina y las montañas nevadas al fondo.
Una búsqueda de conchas y caracolas en la arena.
Un regreso, en el camino de vuelta, a aquel parque palentino que tanto nos gustó.
Un selfie de los tres con la torre de San Miguel al fondo.
Un viaje en familia inolvidable.
Qué bonitos son esos viajes cuando te acompaña un niño que disfruta de todo, se sorprende con todo y nos contagia su alegría ¿verdad?
ResponderEliminarAparte la zona es una preciosidad.
Abrazos!!
Sí, la verdad es que cada cosa con él se ve desde una perspectiva diferente.
EliminarAbrazo!