Sábado por la mañana. Aunque el día amanece con niebla, horas después el sol lo convierte en una agradable mañana que parece pensada para pasear. Y eso es lo que hacemos, con la excusa de visitar esta exposición:
El niño está emocionado, más por la aventura que supone ir hasta el centro que por los cuadros, claro está, pero después de media hora de cola se desinfla un poco así que, cuando entramos, lo único que quiere es irse.
Henri Manguin |
Ya suponíamos que sería una visita rápida, así que vamos mirando aquí y allá, sin detenernos demasiado. Una de las cosas que más le llama la atención es este cuadro. Conoce el Big Ben porque aparece en un cuento que leemos por las noches, así que se pone muy contento al reconocerlo.
André Derain |
Continuamos con la visita y compramos alguna que otra cosilla al final. Después de comer damos un paseo inolvidable por Recoletos y el Paseo del Prado.
Maurice de Vlamink |
¡Qué bien sientan estos sábados!
Siempre una maravilla. Nada que decir y sí mucho que mirar. en silencio.
ResponderEliminarLo de las colas nos quita la paciencia a los adultos, así que a un niño..., no me extraña su reacción. Seguro que luego tuvo su compensación haciendo algo que le gustara :)
ResponderEliminarAbrazos!!
¡Por supuesto! Ir en metro o en cercanías para él es la mejor de las recompensas.
EliminarAbrazo!