Digamos que un día, por casualidad, una corona llega a las patas de una oveja.
Digamos que el simple hecho de colocársela sobre la cabeza ya implique volverse un tirano.
Digamos que se trata de un poder que, tan fácil es de conseguir como de perder...
Espera, espera, que me suena un montón lo que cuentas pero en otro libro que yo tengo ... Voy a buscar en mi memoria (blog, jeje).
ResponderEliminar¡Sí!, mi memoria no me falla, qué fuerte, reseñé hace tiempo "La reina de las ranas no puede mojarse los pies" (ed. Libros del Zorro Rojo) y la historia es la misma, pero con ranas. Qué cosas más raras, jeje.
Por cierto, me encantó.
bsos!
Anda! Pues le echaré un ojo entonces.
EliminarAbrazo!
Uy!! eso es una gran verdad. Me alucina que logren introducir esa realidad en ese cuento de Felicio.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Sí, ¿verdad? A mí también me sorprendió mucho.
EliminarAbrazo!
No lo conocía, la portada me encanta... Un saludo.
ResponderEliminarTanto la portada como el interior merecen la pena, te lo aseguro.
EliminarAbrazo!