
Juan Diego Botto y la niña Lucía Fernández hacen un trabajo sensacional. ¿Cómo puede una niña tan pequeña actuar así de bien? ¿Cómo lo hiceron para que la escena de la muerte de su madre fuese tan auténtica y estremecedora?

Juan Diego Botto representa el papel de un abogado, casado y con una hija, Lucía Fernández. Un día, su mujer (Ana Risueño) fallece inesperadamente (he ahí la escena tan terrible antes mencionada) y es entonces cuando comienza el problema: la niña,traumatizada por el cambio tan radical, le pide a su padre que sea su mamá, por lo que no tardará en complacerla. Los problemas derivados de esta situación en el colegio, en la familia y en su círculo de amigos no se harán esperar.
Y ese es la historia, a grandes rasgos. El resto corre a cargo de la maravillosa interpretación de los protagonistas y a la sensibilidad con la que están llevadas las escenas. Una película bonita, en definitiva, que aborda además la intolerancia hacia el tema homosexual y el travestismo.
