En el 2010 fui dos veces a San Sebastián: una durante las vacaciones de Semana Santa y otra en verano. Antes de eso sólo había estado una vez allí, en concreto cuando tenía 10 años: en esa ocasión sólo estuvimos en la ciudad unas horas; lo justo para ver la maravillosa vista de la playa de la Concha desde el Igueldo. Así que me quedaban muchísimas cosas por descubrir.
miércoles, 29 de diciembre de 2010
San Sebastián
En el 2010 fui dos veces a San Sebastián: una durante las vacaciones de Semana Santa y otra en verano. Antes de eso sólo había estado una vez allí, en concreto cuando tenía 10 años: en esa ocasión sólo estuvimos en la ciudad unas horas; lo justo para ver la maravillosa vista de la playa de la Concha desde el Igueldo. Así que me quedaban muchísimas cosas por descubrir.
domingo, 26 de diciembre de 2010
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miércoles, 22 de diciembre de 2010
Vuelta a la normalidad
viernes, 17 de diciembre de 2010
Premio "¡Pero qué bonito es tu blog!"

lunes, 13 de diciembre de 2010
Premio Literatura entretenida
miércoles, 8 de diciembre de 2010
Unas plantitas más
sábado, 4 de diciembre de 2010
La flaqueza del bolchevique



sábado, 27 de noviembre de 2010
Vitoria-Gasteiz
Detalles de la Catedral Nueva:
domingo, 21 de noviembre de 2010

Una vez por semana, el hincha huye de su casa y acude al estadio. Flamean las banderas, suenan las matracas, los cohetes, los tambores, llueven las serpentinas y el papel picado: la ciudad desaparece, la rutina se olvida, sólo existe el templo. En este espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos exhibe a sus divinidades. Aunque el hincha puede contemplar el milagro, más cómodamente, en la pantalla de la tele, prefiere emprender la peregrinación hacia este lugar donde puede ver en carne y hueso a sus ángeles batiéndose a duelo contra los demonios de turno.
Aquí, el hincha agita el pañuelo, traga saliva, Glup, traga veneno, se come la gorra, susurra plegarias, maldiciones y de pronto se rompe la garganta en una ovación y salta como pulga abrazando al desconocido que grita el gol a su lado. Mientras dura la misa pagana, el hincha es muchos. Con miles de devotos comparte la certeza de que somos los mejores, todos los árbitros están vendidos, todos los rivales son tramposos.
Rara vez el hincha dice: “Hoy juega mi club”. Más bien dice: “Hoy jugamos nosotros”. Bien sabe este jugador número doce que es él quien sopla los vientos de fervor que empujan la pelota cuando ella se duerme, como bien saben los otros once jugadores que jugar sin hinchada es como bailar sin música.
Cuando el partido concluye, el hincha, que no se ha movido de la tribuna, celebra su victoria, qué goleada les hicimos, qué paliza les dimos, o llora su derrota, otra vez nos estafaron, juez ladrón. Y entonces el sol se va y el hincha se va. Caen las sombras sobre el estadio que se vacía. En las gradas de cemento arden, aquí y allá, algunas hogueras de fuego fugaz, mientras se van apagando las luces y las voces. Es estadio se queda solo y también el hincha regresa a su soledad, yo que ha sido nosotros: el hincha se aleja, se dispersa, se pierde, y el domingo es melancólico como un miércoles de ceniza después de la muerte del carnaval.

sábado, 13 de noviembre de 2010
Leyendo la naturaleza


Después le tocó el turno a "La llamada de lo salvaje", de Jack London. En principio, no me hacía mucha ilusión leerlo, pero es uno de los libros que pusimos en el Departamento como lectura obligatoria para los alumnos de 2º de ESO y era cuestión de cumplir con la obligación. Nunca pensé que pudiera llegar a engancharme y me equivoqué, como tantas otras veces.

Y ahora he empezado a leer "Un zoológico en mi azotea", de Gerald Durrell. Por ahora me está gustando bastante. Es original y sencillo de leer.

¿Será el último libro que lea, por ahora, donde los animales y la naturaleza en general sean uno de sus personajes más importantes? Eso nunca se sabe.
sábado, 6 de noviembre de 2010
Bilbao
En definitiva, que ahora que escribo esto, me doy aún más cuenta de que me quedan muchísimas cosas por ver allí, pero aún así me alegro de haber decidido pasar al menos unas horas y poder recordar ahora, mientras veo cómo anochece desde el salón de casa, ese rato tan maravilloso que vivimos en Bilbao.
domingo, 31 de octubre de 2010
Modern family

martes, 19 de octubre de 2010
Viena y la música
MOZART
martes, 12 de octubre de 2010
Objetivo cumplido

El domingo fuimos a dar una vuelta por el centro de Madrid y después de comer decidimos pasarnos por los cines de Princesa, para aprovechar y ver alguna en versión original. Al final ganó la opinión de mi chico y fuimos a ver la que él proponía: Mis tardes con Margueritte (La tête en friche), de Gérard Depardieu. Fue una acertadísima elección. Es tierna, humorística... Pasamos un buen rato y, sobre todo, salimos con una sonrisa en los labios. Es la historia de un hombre al que su madre nunca ha tratado con amor, sino todo lo contrario y que según él "no tiene muchas luces". Un día se encuentra con una anciana en un parque y a partir de ahí inician una bonita relación a través de la lectura de fragmentos de libros (por cierto: hay unos pasajes de "La peste" de Camus impresionantes).
Y ya para terminar, la última película, que vi ayer: Amador. Como era de esperar, Fernando León no me ha decepcionado. Es una película sosegada, dominada sobre todo por su protagonista, la peruana Magaly Solier, que hace un trabajo excepcional. En pleno verano madrileño, una inmigrante encuentra trabajo cuidando a un anciano; acaba de descubrir que está embarazada, pero aún no se lo ha dicho al padre. El problema llega cuando Amador, el anciano, fallece inesperadamente. Y ahí está el dilema moral: Marcela necesita el dinero así que oculta su muerte. Y a partir de ahí, el estilo propio de este director: ante una situación dramática, el humor, la ternura y la complicidad con los personajes. Me gustó muchísimo. Sí.
viernes, 8 de octubre de 2010
Mario Vargas Llosa




