lunes, 30 de agosto de 2010

Viena

Llevo unos días pensando cómo escribir la entrada sobre Viena y al final me pongo a escribirla sin tener muy claro qué es lo que quiero contar. Demasiadas cosas, supongo.
Ante todo, lo primero que debo admitir es que la ciudad me ha encantado, a pesar de que algunos de sus edificios son demasiado majestuosos para mi gusto (prefiero las ciudades más "modestas", por así decirlo).
Creo que aprovechamos bien los cuatro días que estuvimos, aunque quedaron algunas cosillas en el tintero, como por ejemplo ir a algún pueblecito de los alrededores. También pensamos en ir en barco hasta Bratislava, pues al parecer sólo se tarda alrededor de una hora y media por el Danubio, pero al final no nos animamos: nos gustó tanto recorrer la ciudad a pie o en tranvía que decidimos descubrir Viena al máximo y dejar esa excursión a Eslovaquia para otra ocasión.

¿Lo peor? Pues un error de cálculo: no se me pasó por la cabeza que U2 está de gira por Europa y allí nos encontramos con que aún quedaban entradas para el día 30. Nosotros volvíamos el 29, así que perdimos la oportunidad de verlos este año, pues a los conciertos de España no podemos ir por el curro.

¿Lo que más nos gustó? Sin duda, el Danubio y el edificio del Ayuntamiento:


El Danubio a su paso por Viena ha sido dividido en tres partes, para evitar las tremendas crecidas: el Danubio en sí, en Nuevo Danubio (regulado por presas) y el Alto Danubio. El primero de ellos tiene una anchura de 300 metros y entre éste y el Nuevo Danubio hay una isla alargada con pistas para pasear, montar en bici, patinar... Lo que es un lujazo, vamos.
En la zona del Alto Danubio es donde están las playas. No fuimos a bañarnos pero sí dimos una vueltecita por allí para ver el ambiente: playero total y sin la incomodidad de la arena!! Eso sí, no sé si de haber llevado bañador me hubiera metido, porque eso del barro al salir...


En cuanto al Ayuntamiento, lo descubrimos el primer día por casualidad, cuando volvíamos hacia el hotel para descansar. Era una de las zonas con más ambiente nocturno, ya que habían instalado una pantalla gigante y en ella emitían un ciclo de cine musical en el que podías ver, dependiendo del día, desde un concierto de la filarmónica de Viena hasta una ópera pasando por jazz. ¡Y gratis! Además, había instalados una especie de chiringuitos donde podías probar todo tipo de comidas, cervezas y un montón de bebidas de frutas que tenían una pinta... tremenda!



Así que entre eso y los "apfelstrudel" de los cafés (unos cafés de principios del siglo XX preciosos, por cierto), me he encontrado con algún que otro kilo de más... Snif!!! Aunque supongo que no soy la única, porque... ¿por qué hay una báscula en cada paseo principal de Viena?

martes, 24 de agosto de 2010

Quiaios

Dicen que las vacaciones son para descansar... ¿cómo es posible que apenas tenga tiempo de nada? La verdad es que este año, con el rollo de la oposición, hemos organizado las vacaciones de una forma un poco extraña y por eso el mes de agosto se nos presenta lleno de idas y venidas: hacer maletas, deshacer, lavadora, hacer, deshacer...



Acabo de volver de pasar unos días conociendo el País Vasco (en cuanto pueda haré una entrada) y mañana me voy a Viena. ¡Sí! Es el regalo que me he hecho por aprobar la oposición. Me siento un poco culpable, con esto de la crisis y la bajada de sueldo que ya han comenzado a aplicarme pero, oye, sólo se apueba una vez, ¿no? Ya intentaré ahorrar durante el año.

Con todo este ajatreo, ya quedan lejos mis tres días en Quiaios, cerca de Figueira da Foz (Portugal), así que ahora que tengo un ratito, es el momento de recordarlo.


Como ya dije, no tuvimos mucho tiempo de hacer turismo, pero también es necesario relajarse viendo el mar, sin hacer nada, o nadando un poquito en la piscina. La pena es que el tiempo no acompañó demasiado y además debimos de pillar un temporal porque... vaya olas!! Lo bueno que tiene es que los niños se lo pasaron en grande con los revolcones pero claro, a costa de que los demás estuviésemos con el alma en vilo! La playa estaba con poquita gente, como nos gusta, y para llegar a ella había que pasar por unas pasarelas de madera entre las dunas. Todo muy natural!




Ya a la vuelta, como nos pillaba de paso, nos permitimos el lujo de parar a comer en Aveiro, la llamada "Venecia portuguesa". Es una ciudad llena de canales y con unos edificios preciosos. Ya habíamos estado allí hace dos años, por lo que simplemente dimos un pequeño paseo y comimos en el Centro Comercial Forum Aveiro, bastante original porque es al aire libre (ganó en 1999 el premio al mejor centro comercial de Europa).






Y por último, una foto del faro que nos compramos como recuerdo (no pudimos resistirnos). Así ya tenemos termómetro en casa! La pena es no podernos haber traido también las caipirinhas que nos tomábamos por las noches en el hotel por solo 2'50 euros!




Terminamos el viaje de un modo un tanto triste, pues desde la carretera vimos cómo ardían los campos de Viseu (incluso llegamos a ver las llamas) Una verdadera lástima!

viernes, 13 de agosto de 2010

La evolución de Calpurnia Tate

Título: La evolución de Calpurnia Tate
Autora: Jacqueline Kelly
Editorial: Roca
Fecha de publicación: Marzo de 2010

Hace unos días me uní al grupo de lectura de este libro gracias a la iniciativa de Bookworm y ha llegado el momento de publicar la reseña.

A lo largo de 272 páginas la autora nos presenta a una niña que ya es especial desde su nombre: Calpurnia. Lejos de dedicarse al aprendizaje propio de lo que se espera de una niña de 11 años en una familia donde el resto de sus hermanos son varones, Callie se dedica a investigar la naturaleza que la rodea, tal y como lo haría una científica. Ese es el nudo fundamental de la trama, por lo que nos encontraremos con episodios en los que se producirá este choque entre los deseos de la protagonista y lo que la sociedad espera de ella. Calpurnia es un verdadero desastre en las labores domésticas, como la costura o la cocina y eso exaspera tremendamente a su madre. En realidad, en el libro no ocurren grandes cosas: simplemente nos encontramos ante las reflexiones de una niña ante el paso de la niñez a la adolescencia. Y tal vez sea eso: el ambiente sosegado, tranquilo, lleno de la vida cotidiana de la niña, con sus emociones, alegrías y tristezas, lo que hace que esta novela tenga ese encanto, que ya desde las primeras páginas me ha cautivado.

Hacía tiempo que no leía un libro tan fresco y tan entrañable. Momentos como el de la disputa de sus hermanos por Lula, su mejor amiga; el mal rato que pasan durante el concierto de piano o los celos que siente Callie ante el enamoramiento de su idolatrado hermano mayor provocan la sonrisa de la ternura.

La relación de Calpurnia con su abuelo, que va ganando en sinceridad y emotividad conforme avanza la historia, me ha gustado especialmente. Me ha recordado a la relación de Heidi con su abuelo (recuerdos infantiles que le vienen a una de vez en cuando), pues el que parece un ser huraño y temido por todos resulta ser el punto de apoyo clave para las dos protagonistas.

Para terminar, me quedo con la esperanza que dejan traslucir algunas de las últimas palabras:
"Era la primera mañana del primer día del nuevo siglo y la nieve cubría el suelo. Cualquier cosa era posible".

martes, 3 de agosto de 2010

Unos días fuera

Pues sí, después de hacer maletas y dejar las cosas medianamente organizadas, me ha dado tiempo a escribir aquí unas líneas. Tal y como se estaba desarrollando la tarde, la verdad, pensé que eso sería imposible, pero lo he conseguido!!

Mañana me voy a un pueblo de Salamanca y, de allí, a Figueira da Foz. Sólo estaré en Portugal tres noches y vamos en plan playa y piscina (ir con 4 niños es lo que tiene). Me temo que no podré hacer visitas turísticas (y eso que estaré muy cerquita de Coimbra, ciudad que no conozco) pero bueno, todo tiene su momento y ahora se trata de disfrutar de unas vacaciones en familia.

No volveré hasta el día 11. Espero que paséis una buena semana y... hasta la vuelta!!!